Gracias, gracias y más gracias, a Dios y a su bendita madre. Cuando las cosas parecen que cogen un color oscuro, de pronto la luz de Dios nos ilumina a todos, y eso ha ocurrido este fin de semana. Tras unas noticias poco agradables para nuestra hermandad, derivadas sin duda de una tinieblas que acechan tras las sombras esperando corromper lo bueno y la bondad, enmascaradas en cercanos, conocidos y gente que aparenta de bien, llegó la luz.
El sábado nuestro coro participó en la misa del Santísimo Cristo de la Santa Cena poniéndole todo el amor y el corazón, y nos consta que emocionando a los presentes, por que, hasta al final, cuando la iglesia se quedó a solas y la luz de su mirada nos cobijaba, la saeta resonó en el corazón de los que estábamos allí. Grandes momentos que no se olvidarán fácilmente. El Domingo en la mañana el sonido de las cornetas resonaron en nuestro pueblo anunciando la llegada de la semana santa con un maravilloso certamen de bandas. Y si ya hablamos de la tarde... para que más..., dos ensayos de ensueño, prácticamente todos los costaleros en ambos pasos, un movimiento de palio que embelesa, acercándose a grandísimos rasgos a lo que realmente debe ser, y una forma de andar del paso de Cristo que quita el sentío, ole esos nuevos costaleros que le han echao ganas. Cerca de 10 ensayos en ambos pasos, y a la vista el Domingo de Ramos y esta bendita semana en la que no se para. Mañana a las cuatro se trasladan los enseres del palio y se comienzan a pelar velas, y a las 20:00h. se recogen las vestas en la hermandad, para todos aquellos que vayan a salir de nazareno, que esperamos que sean muchos. Y en el horizonte, ese baibén de predcciones climatológicas que hacen que muchos estemos tirándonos de los pelos, nerviosos, rezándole a Dios para que valore el esfuerzo, y por favor, que ese Domingo de Ramos, brille su luz más que nunca, por que Él, su bendita madre y ese ángel de Cielo, saben que este año, lo necesitamos y mucho.